El 28 de junio el teatro montijano se ha llenado de chulapas
y chulapos, de arte y galantería.
La Zarzuela, con sus aromas a antaño, su popular chulería y
su regusto a castizo, embriagó a los asistentes hasta levantarlos de las
butacas.
Sólo faltaban los barquilleros, porque aguadoras,
taberneras, cigarreras y guerras de gatas había. Chulos y señoritos, también
los hubo y… arte mucho arte es lo que reinó.
El amor a la música, el esfuerzo colectivo y la unión de
Montijo y Puebla de la Calzada contagiaron de ilusión a un teatro a rebosar.
Un teatro lleno y puesto en pie coreando y pidiendo un bis
que supo a gloria.
¡gracias a todos los que lo habéis hecho posible!
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